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Anatomía y fisiología del valle de Colchagua, planificado en la Reforma Agraria (1960-1973)

Observaremos cómo el valle de Colchagua, completamente transformado durante la Reforma Agraria, es un ejemplo paradigmático de imaginación política para la modernización productiva agrícola y un profundo cambio de la cultura rural en Chile. A través de la construcción de dos embalses clave —Convento Viejo (1972) y Rapel (1968)—, se estructuró un sistema de riego y electrificación que convirtió tierras abandonadas en un complejo agroindustrial de escala nacional. Este proyecto no solo modernizó la infraestructura, sino que también empoderó al campesinado mediante alfabetización, cooperativas y participación en la gobernanza.


APUNTES SOBRE INFRAESTRUCTURA Y SUPERESTRUCTURA OBSERVANDO EL PARADIGMATICO CASO DE LA REFORMA AGRARIA EN EL VALLE DE COLCHAGUA

El valle de Colchagua, en su anatomía y uso actual, es resultado de una política de infraestructura desarrollada íntegramente durante la Reforma Agraria. Salvo procesos de modernización, mantenimiento técnico y cambios en los cultivos, el valle conserva intacta su infraestructura productiva, creada como polo agroindustrial cerealero durante los gobiernos de Frei Montalva y Allende.

La Reforma Agraria se hizo cargo de un debate racionalista iniciado en el siglo XIX por Claudio Gay, quien ya señalaba la baja productividad agrícola, el atraso tecnológico y la precariedad social de un campesinado prácticamente feudalizado (Gay, 1844-1871).

Dibujo de Claudio Gay del campesinado

Por un lado, la Reforma tenía la misión política y cultural de erradicar la “gran propiedad” o “casa grande”, junto a su arcaico régimen de dominación. Por otro, buscaba convertir las tierras abandonadas —con potencial agrícola— en espacios productivos, garantizando riego continuo, electrificación y modernización tecnológica.

La infraestructura se articuló en el eje de dos embalses artificiales: Convento Viejo (1972) y Rapel (1968). El primero, ubicado en la parte alta del valle (eje de la Ruta 5), alimenta dos canales artificiales (Chimbarongo y Chépica/Teno) que, junto al río Tinguiririca, distribuyen agua mediante una red de acequias y surcos hasta regar el último cultivo.

Embalse convento viejo (1972), obra de R.A. – Pres. Allende

El embalse Rapel, en la parte baja, recibe las aguas drenadas por el Tinguiririca y alberga una central hidroeléctrica que aporta energía al Sistema Interconectado Central. Este ciclo garantiza que el valle genere su propia energía modernizar poblados, comunicaciones y desarrollo agrotécnico, y tambíen aportar GW al SIC.

Embalse / Central Hidroeléctica Rapel (1968), obra de R.A. – Pres. Frei Montalva

Paralelamente a esta mega-infraestructura que transformaron la antigua hacienda en un andamiaje productivo, la gestión quedó en manos de una red descentralizada de cooperativas campesinas. Frente a la centralización del hacendado —que gobernó ineficazmente por siglos—, se propuso un sistema que, medio siglo después, sería revisitado en el ámbito del ciberespacio.

La concavidad de Colchagua, una vez irrigado íntegramente —mediante un sistema de compuertas similar a un multiplexador— y electrificado, el 78% de las tierras inundables fueron expropiadas, equivalentes al 50% del valle (Olea Peñaloza, 2017). El Estado convirtió el valle en un complejo agroindustrial Cerealero. Y el mismo estado fue el principal comprador de estas commodities.

Entre las transformaciones superestructurales destaca la alfabetización campesina, impulsada no solo por programas educativos propagados de la época de Aguirre Cerda, sino también por la incorporación del trabajador a la gobernanza. Esto implicó ademas de tierras tecnificadas, responsabilidades administrativas distribuidas.

Imagen de la huelga campesina de Colchagua de 1966, durante 16 días de huelga se presionó la aceleración de las reformas

El valle de Colchagua es un paradigma de cambio cultural en la concepción agrícola. Pese al violento advenimiento de la dictadura —que interrumpió la descentralización—, la infraestructura de la Reforma Agraria permanece intacta, y el campesinado conserva conocimientos que impiden regresar al analfabetismo y arcaísmo previos.

Al observar la agricultura chilena retrospectivamente, debe imaginarse esos territorios como extensiones abandonadas, propiedad de hacendados, tal como se habitó Chile desde la Colonia hasta mediados del siglo XX. Las transformaciones técnicas, la revalorización productiva de la tierra y la participación campesina en la actualidad son explicadas por un plan de infraestructura y superestructura moderna abortado por la dictadura, en complicidad con terratenientes ofuscados. Finalmente la infraestructura de la Reforma Agraria fue privatizada y entregada a neo-hacendados.

Fuentes citadas:

  1. Gay, C. (1844-1871). Historia física y política de Chile: Agricultura (Vols. 1-2). En casa del autor; Museo de Historia Natural de Santiago.
  2. Olea Peñaloza, J. (2017). Latifundio y territorio: reflexiones en torno a la reforma agraria en Colchagua, 1960-1973. Polis, Revista Latinoamericana, 16(2), 83-102. https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-65682017000200083

PLANO DE ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL VALLE DE COLCHAGUA

Dibujo de carbón sobre papel diamante expuesto hasta marzo ’25 en la galería República 760, Limache

1. Dos embalses construidos durante los gobiernos de Frei Montalva/Allende estructuran el tejido de la concavidad,

2. El embalse Convento Viejo (1972) alimenta el canal ‘Chimbarongo’ por el centro de la concavidad del cual se extiende un segundo canal ‘Chépica-Teno’ que cubre el borde sur del valle. El río Tinguiririca curiosamente no va por el eje del valle sino por el borde norte (como el río Mapocho). La construcción de las arterias artificiales garantizan la irrigación de la extensión secuencialmente según planes de riego que combinan canales, acequias y compuertas (multiplexación),

3. Las aguas son recogidas por el río Tinguiririca y alimentan un segundo embalse en la cota más baja de la extensión agrícola.

4. El embalse Rapel es construido durante la gestión de Frei M. (1968) y su rol es alimentar una central hidroeléctrica que aporta 950 GWh al SIC (Sistema Interconectado Central),

5. El valle es alimentado de electricidad desde la subestación SE Colchagua del SIC.
En esta área se tejen la ciudad de san Fernando, el SIC, las rutas 5 y tren central sur, con el río Tinguiririca.

Kolli Sanhueza junto al plano de Anatomía y Fisiología en la exposición de República 760, Limache. (abierta hasta marzo)

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