ESTUDIO DE UNA FUENTE PARA EL ESPACIO DE UNA RUINA

RESIDENCIA ARTÍSTICA T27-EAC. PRESENTAMOS UNA SERIE DE EXPERIENCIAS ARTÍSTICAS REALIZADAS BAJO EL NOMBRE 'REVERSIÓN DE LA ENTROPÍA' QUE GIRA ENTORNO A ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN DE LA RUINA DE LA EXCARCEL DE MIGUELETE EN MONTEVIDEO TRANSFORMADA PARCIALMENTE EN ESPACIO DE ARTE CONTEMPORANEO. NOS CONCENTRAMOS EN OBSERVAR E INTERPRETAR LA OSCURIDAD DE LA RUINA DE UNA EX INSTITUCIÓN REPRESIVA PARA REALIZAR PEQUEÑAS OPERACIONES. LA SELECCIÓN DEL PROYECTO FUE DEL DIRECTOR DEL EAC FERNANDO SICCO Y COLABORARON GENEROSAMENTE ELENA TELIZ, LEO DAMONTE, MARCELO SALUM Y RAFAEL MARCHETTI

Nov.2017
MEMORIA:
La siguiente instalación en sitio específico se arrima a un intercolumnio en un edificio perimetral de la excarcel de Miguelete.
Dicho edificio es la ruina de un antiguo taller de trabajos carcelarios que se derrumba lentamente y ocupa el lugar donde antes estaba el paredón de fusilamientos.
El sitio de la instalación es una ruina tanto física como espiritual, un espacio que da cuenta de nuestro fracaso en tanto que civilización, un lugar que me producía miedo y cansancio cuando comencé a frecuentarlo.
Ha sido construido ahí un muro para aprisionar y para matar hombres.

A través de un largo proceso -principalmente de meditación- he tanteado habitar ese espacio de espanto. En medio del camino he abandonado cosas, ideas, métodos, sentimientos. Por ejemplo, abandoné la necesidad de introducir procesos de diseño. Por primera vez he realizado un montaje que surge de hallazgos e intuiciones muy crudas, sin pulimiento alguno.
Me he dedicado a ensamblar piezas sin un plan, ni un esquema.

También, y como parte de lo mismo he permitido que el agua gotee y manche permanentemente. Esto último ya lo traía de antes -de otra experiencia con agua- pero en esta ocasión la mancha cobra un sentido poderoso, un nuevo discurso para mí que escuché en una conferencia sobre Eugenio Dittborn hecha por Justo Pastor Mellado en Casa Mario hace tres semanas: La mancha acá -de aceite quemado de motor, de semen, de sudor, de agua de pantano, de sangre- es lo que toca. La mancha es lo que se manifiesta como totalidad, como cuerpo presente, la mancha nos diferencia del fantasma. La mancha nos recuerda que antes que sujetos -sujetados, encarcelados al lenguaje- somos máquinas que goteamos, un sistema de bombeo, drenaje, tubos, un ecosistema blando, de tejido y olores pulsando.

Antes, al comienzo del Estudio para una Fuente para el Espacio de una Ruina, deseaba hacer un cauce, una especie de riachuelo. Luego con el tiempo hallé tambores plásticos reciclados que aún tenían una película residual de algún químico viscoso, estos tambores industriales me interesaron como verdad, y decidí girar en torno a ellos. En la presente instalación hay 5 mitades como estanques constelando colgados.
Cuando puse a flotar los estanques blancos en ese recinto, me di cuenta que estaba dialogando con los cuerpos que padecieron el recinto, que eran cuerpos flotando conectados, entubados, drenando, y supuse que estaba realizando en el fondo algún tipo de mediumnidad, pero no del espíritu, sino de las bio-máquinas llenas de cavidades y arterias que ahí se hundieron en la oscuridad y cayeron.

Este ensamblaje parásito en la estructura moribunda del recinto es entonces, y pese a que intenté esquivarlo, un santuario. Este se configura como fuente de aguas con vegetación pantanosa, de raíces expuestas, siempre en circulación y que da cuenta más explícita y literalmentemente de lo que yo hubiera imaginado, de los cuerpos que fueron a sangrar, sudar y llorar a ese sitio.

LLUEVE EN EL INTERIOR DE LA RUÍNA (ES UNA VIRTUD DE LA RUINA)

El espacio en ruina donde toma lugar la fuente se llueve cuando hay un temporal sobre el río de la Plata. Se eligió exactamente el sitio en que se filtraba el agua bajo el techo derruido.
Se toma nota de puntos de filtración. Una fantasía era que la fuente tendría su plena actividad con el agua de lluvia recogida por los bidones reciclados; por ello los bidones fueron puestos en los lugares donde se producía la mejor entrada del temporal, fueron entendidos como receptáculos de esta fuerza exterior que empujaba hacia adentro con la posibilidad de lavar en muchos sentidos el recinto.

Esa agua sería puesta a circular enseguida y se comportaría como una demora de la tormenta. Una máquina-prótesis de reconducción del flujo que, de cierto modo, alargaría un poco más la lluvia como movimiento, como circulación que avanza.
Evitar, en lo posible, su estancamiento, expandir el tiempo de caída en el área en que la lluvia había decidido infiltrarse, suspender por un tiempo el momento previo al destino en el pavimento.

Incorporamos en la memoria del proyecto tres imágenes de obras en que Tarkovsky plantea la lluvia dentro de recintos, como si invirtiera la relación entre exterior e interior interpretando este acontecimiento como hecho de la morada.
El maximo interior, el cobijo -en el punto de las rev(b)elaciones en sus historias- es tomado por las fuerzas del inconsciente (la tormenta), liberando a la vigilia del diluvio simbólico que siempre a desenmascarado el agua, recuperando el dominio de las fuerzas del alma(de los deseos del corazón.)